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Dan Guajars

Santiago, 1977. Periodista de profesión, lector y autor de fantasía y ciencia ficción desde los 12 años, trabaja en marketing online y hace clases de Internet para periodistas. Felizmente casado con Lucía Gabriela y es el orgulloso padre de Amanda Luna.

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The Best of the Best: 20 Years of the Year's Best Science Fiction
Bruce Sterling, William Gibson, Stephen Baxter, Lucius Shepard, Ian R. MacLeod, Greg Bear, Connie Willis, John Crowley, Brian Stableford, Ted Chiang, William Sanders, Steven Utley, Molly Gloss, Tony Daniel, Robert Reed, David Marusek, Maureen F. McHugh, Greg Egan, Paul J.
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Doctor Who: Prisoner Of The Daleks - Trevor Baxendale Durante mi breve pero provechoso paso por Inglaterra, me rehusé a comprar todo el merchandising del Doctor Who que encontré (y no encontré mucho, en realidad) porque salía caro y en realidad soy uno de esos fan que le gusta la serie, pero no me enloquezco… Aunque había un TARDIS con el Doctor (interpretado por Matt Smith) y la Amy Pond y Rory en versión Barbie que me habría comprado por el sólo gusto de ser un idiota feliz.

El asunto es que sólo me compré un dalek/aromatizador de interiores, y un paquete con tres libros de colección a sólo 3 libras en su cajita de cartón. Una ganga. Los libros eran de la temporada en que David Tennant hacía el papel del Doctor y por las que me volví fanático de la serie. De hecho aparece él en la portada y en la contratapa dice “featuring The Doctor as played by David Tennant in the hit series from the BBC”.

Postergué la lectura de estas maravillas porque estaba seguro que me decepcionarían. Tenía esa idea pegada en la cabeza… hasta que hace una semana agarré uno, Prisoner of the Daleks, y lo leí de una patada.

Todos mis temores se convirtieron en realidad. Y al mismo tiempo disfruté el libro como si fuera un capítulo más de la serie. Ahora entiendo a los fan que leen “canónicos” de sus series favoritas, vi a Tennant poniendo sus caras y mirando para el lado y agarrándose el pelo, esa onda. Fue incluso más vívido que otros libros que he leído por primera vez.

De partida, el Doctor no es descrito y no hay trabajo de personaje. A lo más alguna descripción de su ropa, que es la misma que se ve en la serie y en la portada. Y el resto de los personajes son estereotipos básicos y bastante pobres, incluso para una historia juvenil. Lo notable de esto, que en otras circunstancias sería motivo de infinito desprecio, es que no hay necesidad de profundizar con los personajes, nada, cero, porque todo el contexto de la historia ya está dado por la serie de televisión, y el autor se ahorra un centenar de páginas en introducciones innecesarias.

A este gran detalle, le sigue un pequeño horror literario: el salto de punto de vista, que para remate, aquí es constante. En una serie de televisión esto es natural, crea suspenso y da continuidad al relato. PERO SÓLO EN TELEVISIÓN. En un texto literario que además abusa del recurso, es desastroso. Pero nuevamente me contradigo en este caso particular, porque este libro es en efecto un capítulo de la serie, sólo que está en forma de texto y no de video.

Esto me hace dar por cierto que los autores novatos que cometen este error, el salto de punto de vista, han visto demasiada televisión. Caso cerrado.

Ahora que lo analizo, no hay mucho más que decir de la obra. Está llena de lugares comunes, personajes unidimensionales, diálogos que sonarían raros en la vida real, saltos en la perspectiva del narrador (punto de vista), y la razón simple es que no puede ser de otra manera. ¡Es una franquicia! No debería sorprenderme en absoluto.

La sensación final que dejó esta lectura es que en algún punto alguien hizo un tratamiento de guión que no fue aceptado para TV, pero que podría servir en un contexto secundario, dentro de la continuidad de la serie pero sin influir en ella. Se dio el vamos y ese alguien complementó el tratamiento de guión hasta transformarlo en esta novela estándar de 250 páginas.

Me quedan dos libros más de la colección: Shining Darkness (el Doctor con Donna) y The Many Hands (el Doctor con Martha). Me aguantaré de leerlos, pero no los desecharé, incluso si sé de antemano que encontraré estos mismos defectos. Porque al leerlos y reconocerlos me siento más seguro que yo no los cometeré. Además que la historia, básica y poco ambiciosa, sí me entretuvo. Sólo en este caso me doy permiso para ser indulgente.